domingo, 21 de febrero de 2010

Piratería y derechos de autor

Magdalena Vinent entre Antonio Basanta, Fundación Germán Sánchez Ruiperez (izqd) y
Josep M. Puig de la Bellacasa (expresidente de CEDRO y alto cargo en el grupo Planeta).


El sábado, en el diario Público se publicaba el artículo E-book y derechos de autor, firmado por Magdalena Vinent, Directora General de CEDRO. Un artículo de amplio calado cuya tesis central es
[...]todas estas medidas no tendrán mucho sentido si las fuerzas políticas no son capaces de llegar a un pacto de Estado para que la comunidad intelectual y la industria cultural no estén sometidas a cambios políticos y a tendencias partidistas o económicas.
Nada menos que un Pacto de Estado ¿similar? a de las pensiones, al de la economía. Bien, veamos con detalle el contenido del artículo.
La primera pregunta que nos debemos hacer es porque ahora se publica este artículo. CEDRO, que se había mantenido en un discreto segundo lugar en el asunto de la P.I. y el intercambio de archivos en internet, sale ahora a la palestra de la mano de su Directora General.
Pero no se dice toda la verdad cuando se afirma
Los editores españoles y su entidad de gestión, el Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO) –miembro de la International Federation of Reproduction Rights Organisation (IFRRO)–, [...]
Podría haberse informado a los lectores de Público, que CEDRO es miembro a todos los efectos, desde el 1 de enero, de La Coalición, situación que comparte con la FGEE. La Coalición es lo que los modernos denominan think tank y en roman paladino grupo de presión.


No puede por menos de compartir Magdalena, la realidad incuestionable de las ventajas que el libro electrónico aporta a todos los agentes del sector del libro. Sin embargo, se suelta la primera píldora
Pero ante este nuevo fenómeno también se plantean bastantes incertidumbres, fundamentalmente por el temor a que el libro digital pueda ser pasto de la piratería en la Red, como le ha ocurrido a la música.
Las comparaciones son odiosas, pero en este caso, además, inexactas. Un libro hay que leerlo entero (todas las editoriales colgamos en la red capítulos de nuestra títulos) y sin embargo de un LP te puede interesar uno o dos temas. Y esto es el meollo de la comparación. Pagar por un LP 20 euros cuando solamente quieres oír una canción es escandaloso. Internet a generado otro modelo de negocio, que algunos grupos musicales y discográficas independientes están aplicando.

¡Que viene el coco!
No se trata de una desconfianza exagerada hacia Internet ni de una sospecha infundada, puesto que el libro editado en papel ya está siendo pirateado en la Red. Por este motivo, en el escenario actual, la digitalización de los contenidos editoriales facilita sin duda alguna la multiplicación de la piratería. (La negrita es mía)
¿Desconfianza por parte de quién? Que existen piratas, lo sabemos desde hace siglos, pero que la digitalización favorezca la aparición de estos, es sin duda la expresión más genuina del miedo que recorre transversalmente a los potentes grupos editoriales, en palabras de la Directora "las industrias". O en palabras de José Manuel Tourné, abogado, Director de la Federación Antipiratería (FAP), "La creación no es posible sin la industria". Prepotencia se llama esto ¿no?
Y llegamos al motivo principal del artículo:
En segundo lugar es imprescindible un marco regulatorio y unas herramientas administrativas y judiciales que garanticen que los derechos de propiedad intelectual de los escritores y editores no son vulnerados en Internet, y que, en caso de serlos, existen mecanismos eficaces y efectivos para luchar contra la copia y descarga ilegales de sus obras.
Si alguien exige esto es que considera que no existe ese marco administrativo y judicial. Ergo, el Gobierno se tiene que poner las pilas, con su Ministra de Cultura a la cabeza. Pues siento, querida Magdalena, discrepar profundamente. El marco existe pero es judicial y respetuoso con los derechos fundamentales recogidos en la Constitución: presunción de inocencia. Ante este derecho deben bajar la cerviz las poderosas industrias culturales. De atajos está llena nuestra historia y nunca han sido buenos. Es el juez quién mediante sentencia judicial (y no otro artificio que la Sra. Sinde quiere colar) deberá determinar la ilicitud y el delito en cada caso.
Ya en nuestra entrada Una confusión interesada, se desmontaba la falacia de que España es uno de los países en donde más se piratea. España se sitúa en lower-level watch list del Informe 301, informe elaborado a partir de las "denuncias" de la Entidades de Gestión (SGAE,...). ¿Alguien dijo lo de la pescadilla...?
La única verdad es que si los precios de los libros electrónicos no significan una ventaja considerable sobre su edición en papel, la piratería está servida. Se puede leer en Combate de precios: papel vs digital lo que algunos hacen. Si el lector no considera que merece la pena pagar ese precio razonable que le amortice la inversión en el aparato lector (reader), buscará al amigo de su primo del cuñado de su hermana que destripe el DRM.
Nuevos negocios están aflorando y hay que adaptarse o morir. Una industria cultural obsoleta que mira más el contaje de las unidades que el de ofrecer diversidad cultural está condenada a perecer. Y muchos intermediarios caerán con ella.
Pero todo esto se enmarca en una "pelea" más importante: la neutralidad de la Red. Un asunto del que advertimos a tirios y troyanos y que nos puede condicionar nuestra vida diaria. En Internet todos somos iguales, más o menos, y los libros de unos editores y otros se pueden ver igualmente a poco que se sepa usar las herramientas puestas a nuestro alcance... y gratuitas. Eso debe molestar mucho a las industrias culturales ya que unos pequeños editores independientes tienen un gran escaparate donde ofertar su catálogo. Lo que Telefónica, Vodafone y otros con el Ministro Sebastián a la cabeza viene reclamando: que los proveedores de contenidos paguen una parte de sus beneficios. Supongo que SM, Planeta, Santillana,... lo podrán hacer (usuarios premium) y los demás... de nuevo sometidos al tiranaje de la mesa de novedades donde es sumamente difícil colocar un solo libro.
Una de las grandes ventajas de la neutralidad de la red, es que cualquiera, si cualquiera con un ordenador y una conexión puede tener TODA la información que se necesite y pueda contrastarla. En esta entrada hay 8 enlaces que facilitan información complementaria sin necesidad de ir a hemerotecas o bibliotecas. Esto es libertad de información y, evidentemente, nos hace más iguales. Lo contrario es querer ciudadanos de segunda clase.

Luis R. de S

PD: Que la Directora de CEDRO use la palabra e-book en vez de la más española libro electrónico o, en todo caso, libro-e es llamativo. Algunos hablan de e-distribuidor (mejor sería invertir los términos), algo más aceptable, pero e-book...

1 comentario:

Anónimo dijo...

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