miércoles, 9 de mayo de 2007

LOS VAPORES DEL ÁMBAR

Según cuentan las crónicas, los árabes utilizaban los vapores del ámbar para madurar las frutas, acelerando su proceso en el tiempo. Está antigua técnica quizás debamos utilizarla con la, aún no nacida, Ley del Libro, que todavía está “verde”.
Algún avieso lector podrá pensar: “después de tanto tiempo, ¿aún más?”. Pues si, aún más.
Contratiempos, redacciones “técnicas”, frases en las que todos están de acuerdo y que desaparecen de la última versión. Como ejemplo un botón.
Nos congratula que en la redacción de la Ley se recogiera el concepto de que los editores son creadores. Idea sencilla de expresar y sencilla de entender, ¿o quizás no?
Efectivamente, un representante de los ¡¡autores!! D. Juan Mollá (expresidente de CEDRO, y que posiblemente intente repetir), en su comparecencia en el Congreso ante la comisión correspondiente, niega rotundamente que los editores sean creadores. ¿Un autor negando este carácter a los editores?
Más discusiones, nuevas redacciones, en fin que estamos a las fechas que estamos y la Ley del Libro no madura para cogerla del árbol y darle un apetitoso bocado.