lunes, 9 de febrero de 2009

Titanic


No he podido resistir la tentación de poner esta viñeta. El barco se hunde y siempre hay alguien que aconseja optimismo aunque eso no sirva para nada. Pero en estas viñetas que son auténticos editoriales, podemos hacer un ejercicio de reflexión: 1) cambiemos el personaje por cualquier otro y suena la historia a repetida y, 2) ¿que futuro les espera a los pasajeros de un barco cuyo final estaba anunciado? Una de dos, o se hunden con el trasatlántico o las frías aguas con multitud de tiburones que acuden al festín (la Bolsa baja pero las acciones se venden a "tiburones" con cash que esperan tiempos mejores), será su ataúd.
No estamos hablando de crisis económica sino de una crisis sistémica. Hay que cambiar el paradigma (este sí) de los valores que gobiernan el mundo...occidental: riqueza sin importar el sacrificio del planeta, enriquecimiento fácil sin mirar los medios, competencia en lugar de colaboración,... y podíamos seguir. En resumen, ya no basta con decir con buena conciencia, "otro mundo es posible", hay que cambiar el paradigma (dichosa palabrita) por el de otro mundo es necesario.
¿Y nosotros, los del libro, que podemos hacer?

Se me ocurre que debemos abordar el problema desde su raíz, nos guste o no el análisis y sus posible conclusiones. ¿Y después? Cambiar... para cambiar (y no para que todo siga igual).
Desde hoy iniciaremos una serie de reflexiones que espero sirvan de contraste de pareceres sumando y no restando. Creo que es esto lo que tenemos que hacer, y no soltar filípicas desde los púlpitos (sean estos de papel impreso en suplementos decadentes o papel virtual).

A modo de introducción
El sector del libro es es un eslabón básico de los que venimos denominando Cultura. A ello hay que añadir que es una industria con una participación muy importante en la economía real del país. Pero como industria no nos parecemos en nada a los fabricantes de tornillo, por ejemplo. Tenemos entre nuestras manos (nunca mejor dicho) la transmisión del pensamiento humano, no en exclusiva pero si mayoritariamente. Ello implica unas características peculiares en la industria cultural. Siempre, siempre, el pensamiento humanos ha buscado modos, herramientas, instrumentos para poder transmitirse.
¿Quién de nosotros no tiene en su catálogo un texto que se refiera a la Historia, bien sea en forma de ensayo, novela o divulgación? Si miramos sin complejos a nuestra más tierna infancia, veremos que los humanos hemos utilizado las más diversas formas para comunicarnos, entendernos y transmitir nuestras ideas. Desde las paredes al papel impreso pasando por cualquier otro medio físico donde estampar, inscribir, escribir o grabar. Hoy el medio más utilizado es el papel, al cuál le está saliendo alguna competencia.
La incorporación al sector del libro de los grandes grupos de comunicación multinacionales, ha distorsionado lo que era el pacífico ejercicio de transmitir conocimientos e ideas. La pugna por ocupar más y más cuotas de mercado originó una avalancha de producción desmesurada, excesiva, transformando el medio en un fin en si mismo.
¿Problemas...? cientos: consumo desmesurado de materias primas, tiradas excesivas, subasta de títulos y autores, aparición de las cadenas de librerías y cierre de librerías, distribución imposible, sobreprecio del "objeto", almacenes a rebosar, saldos a un año de la novedad, premios amañados,... ¿Alguien da más?

Como decía aquella pareja fantástica de cómicos, "mañana hablaremos del Gobierno". Como también tengo que editar algún libro que otro, nos vemos mañana y hablaremos...

Jorge Ruiz

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Jorge dijo...

He eliminado el comentario ya que era de Taiwan y estaba en chino.