lunes, 27 de noviembre de 2006

Florita Gómez Morata

Tras padecer una larga y cruel enfermedad nuestra querida colega Florentina Gómez Morata falleció el quince de noviembre último. Florita se había incorporado muy joven, una vez concluidos sus estudios universitarios, a las tareas editoriales en Ediciones Morata de la mano de su madre Dña Flora Morata, directora y propietaria de esta prestigiosa casa. Desde 1976, hace ya treinta años, trabajó en la editorial familar a la que dotó de nuevas colecciones, desde la bien conocida serie Bruner hasta las de más reciente aparición, iniciando nuevas líneas relacionadas con la Psicología.
El trabajo conjunto de madre e hija y el de su equipo editorial han logrado que Ediciones Morata haya alcanzado las más altas cotas de prestigio y respeto entre los profesionales del libro de España y América. Florita Morata era la continuadora de una tradición familiar que se inicia en 1925 cuando Dn. Javier Morata, periodista, publica su primer libro con este sello.
Florita fue una activa editora “bibliodiversa”. Participó con generosidad en todas las actividades colectivas en el seno del Gremio de Editores de Madrid, de su Comisión de Pequeños Editores y dentro del Grupo Biblodiversidad. Trabajadora infatigable, de opiniones fundadas y atinadas, era generosa, inteligente y práctica y sus consejos eran escuchados atentamente. Defendía con pasión la nobleza de la tarea editorial y el oficio de editar que amaba y conocía hasta el más pequeño detalle. Viajó frecuentemente a América, a menudo con algún grupo de editores, y a todos supo dar la ayuda precisa de colega atenta y conocedora de Iberoamérica.
Los editores bibliodiveros nos enorgullecemos de que estuviera con nosotros y participara en nuestras actividades. Su ausencia nos llena de tristeza sólo atemperada por la amabilidad de su recuerdo y el respeto a la generosidad ejemplar de su vida.

Transmitimos desde el rincón de este blog bibliodiverso nuestro afecto a su familia, muy especialmente a Dña. Flora Morata nuestra colega y amiga de tantos años.

Federico Ibáñez

martes, 21 de noviembre de 2006

Una ley conservadora

Bienvenida sea una nueva ley que establece para el libro y la edición un nuevo marco jurídico. Recordemos que la vieja ley de marzo de 1975, -todavía, pues, fruto de la Dictadura-, estaba prácticamente revocada en todos sus artículos, con excepción de uno solo sobre el que precariamente se ancló el Real decreto que estableció en nuestro país el sistema del “Precio fijo” o único para los libros.
Ahora, la ley cimentará sobre bases sólidas ese sistema vigente en casi todos los países de Europa en virtud del cual el comprador de libros encuentra el título que busca al mismo precio en cualquier librería, en cualquier punto de venta. Protege al comprador, fija la competencia entre libreros en la variedad y calidad de la selección que él, como profesional ha hecho, no en la mera rebaja de los precios y, finalmente, permite la presencia en las librerías de los llamados “libros de fondo”.
Se excluyen ahora del precio fijo los libros de texto: no es buena noticia porque debilita el sistema, pero debe reconocerse que el de texto es un libro que, por su manera de producirse, comercializarse y por el tipo de demanda que satisface, tiene características propias. Todos los padres y madres de familia han pasado por esa experiencia. Dentro de lo malo, lo mejor, esto es: que el libro de texto pase al régimen general que opera para todos los productos. Lo malo era lo de los descuentos que finalmente sólo beneficiaban a las grandes superficies, produciendo daños a la red librera y sin que a medio plazo los compradores obtuvieran mayores beneficios. El círculo vicioso era a mayor descuento, mayor precio de venta al público. El proyecto de ley opta pues por lo segundo mejor. No está mal.
Siento, eso sí, como editor independiente que la ley no se atreva a adentrarse en otros terrenos que el libro reclama a estas alturas. No se atreve a apostar por la variedad y pluralidad de la edición y no recoge “medidas encaminadas a proporcionar a las industrias culturales independientes nacionales y a las actividades del sector no estructurado un acceso efectivo a los medios de producción, difusión y distribución de bienes y servicios culturales” como recomienda la Convención sobre la diversidad de las expresiones culturales de UNESCO cuya aprobación nuestro país, sin embargo, apoyó decididamente. Esto de la “bibliodiversidad” es una cosa seria, porque son los editores independientes los que cubren fundamentalmente las líneas editoriales más complejas, por ejemplo, ciencias sociales, libros científico-técnicos, literatura de vanguardia y los que se encargar de mantener el patrimonio cultural escrito accesible a los lectores.
Y otro hueco: lo que se refiere al patrimonio digital y a la presencia de las nuevas tecnologías en el libro. Fenómenos como los motores o buscadores de libros, -pienso ahora en las repercusiones de toda índole que pueda tener la inminente implantación de sistemas de búsqueda como “Google book search”-, no han sido contemplados, ni siquiera atisbados en la ley.
¿Una ley prudente o tímida? Dejémoslo en una ley conservadora que consolida firmemente aspectos esenciales del universo del libro, pero que deja a la edición independiente, y a gran parte de los nuevos editores a la espera de tiempos mejores.

Federico Ibáñez Soler
Editor

Presentación

Comenzamos una nueva andadura con este diario, bitácora o blog (que cada uno use le que quiera), aunque en la práctica yo prefiera diario, algo más cercano a nosotros y más propio de nuestro idioma.
Este diario será administrado por varios colegas bibliodiversos, en donde se irán exponiendo ideas, reflexiones, opiniones y críticas sobre todo aquello que a las Editoriales idependientes nos afecte en lo referente al libro -asunto sensible en los tiempos que transcurren.
Y claro está, todas los comentarios de los lectores serán bienvenidos.
Pretendemos que nuestras manifestaciones, lejos de ser “el resultado”, sean un sumando más, que, unido a otros, sirva para resituar los problemas del libro, impulsar la lectura y favorecer la creación de un entorno que haga posible el desarrollo plural y equilibrado de la edición.
La lectura, que es y ha sido un factor clave en el acceso al conocimiento, parece considerada como un lujo inaceptable en el mundo de la utilidad inmediata; está creciendo el analfabetismo de los alfabetizados aturdidos por las imágenes y los sonidos o fascinados por las ventanas de la red y los servicios de la telefonía móvil. La enseñanza de la literatura, perdida su autonomía, -se estudia dentro de la asignatura Lengua y literatura-, tiende a convertirse en una “maría” a la que se dedica poca atención en la escuela.
Con preocupación observamos, por ejemplo, la aparición de ciertas prácticas que dificultan el acceso a las librerías de nuestros fondos editoriales, o que tienden a concentrar la propiedad intelectual, o a devaluar el libro convirtiéndolo en el “regalo” de ciertas ofertas de revistas y diarios, o a debilitar el sistema del “precio fijo”. Las mismas instituciones del sector precisan renovarse para dar respuesta a las nuevas exigencias de participación y transparencia.
En nuestro devenir diario, realizamos diversas actividades para desarrollar lo anteriormente expuesto, como la revista Bibliodiversidad.

Como muestra de estas actividades, habría que destacar nuestra participación en la Feria del Libro de Madrid, con una iniciativa que cuenta con el apoyo de muchos madrileños: la calle de la bibliodiversidad.

En cada una de las distintas ediciones de la Feria se organizan actividades abiertas al público sobre temas relacionados con el mundo del la cultura.

Jorge Ruiz Morales